martes, 26 de noviembre de 2013

Reunirse

Aunque la naturaleza  dinámica del pensamiento creativo se puede apreciar en la obra, resulta más evidente cuando se observa el trabajo de magníficos grupos creativos como los Traveling Wilburys. Si el grupo triunfó no fue porque todos pensaban de la misma forma, sino porque todos eran muy diferentes. Encontraron la forma de trabajar juntos, porque las diferencias eran una estímulo para crear algo, que nunca se les hubiera ocurrido individualmente. 

Volvamos al Hamlet de Shakespeare. En esta obra, el príncipe de Dinamarca está perturbado por furiosos sentimientos debido a la muerte de su padre y a la traición de su madre y su tío. 
Al principio de la obra, da la bienvenida a Rosencrantz y Guildenstern, dos visitantes de la corte danesa. Los saluda con estas palabras:
Mis muy queridos amigos. ¿Cómo estáis? Mis buenos camaradas, ¿estáis bien? ¿Cómo os va?
¿Qué habéis hecho contra Fortuna que así os envía a esta cárcel ?
La cuestión sorprende a Guildenstern. Le pregunta a Hamlet qué quiere decir con cárcel. Hamlet responde: -Dinamarca es una prisión-. Rosencrantz ríe y dice que si eso es cierto, entonces todo el mundo es una cárcel. Hamlet contesta -¡Y tanto! - Y en él hay celdas, mazmorras y calabozos, siendo Dinamarca el peor de todos ellos. Rosencrantz replica: - No lo creemos así, mi señor-. La respuesta de Hamlet es profunda: "No lo será para vosotros. Nada hay, a menos que así se piense, que sea bueno o malo... Para mí es una cárcel". 
El poder de la creatividad humana es evidente en todas partes: en la tecnología que utilizamos, en los edificios en los que habitamos, en la ropa que llevamos y en las películas que vemos. Pero el alcance de la creatividad es mucho más grande. No solo afecta a lo que aportamos al mundo , sino también a lo que hacemos con él: no solo lo que hacemos, sino también lo que pensamos y sentimos acerca de él. 
Que se sepa, a diferencia del resto de las especies, nosotros no solo estamos en el mundo. Pasamos gran parte de nuestro tiempo hablando y pensando acerca de lo que sucede e intentando entender que significa. Podemos hacerlo debido al asombroso poder de la imaginación, que sostiene nuestra capacidad de pensar en palabras y números, imágenes y gestos, así como en utilizar todo ello para desarrollar teorías y artefactos, junto a todas las complejas ideas y valores  que configuran las diversas perspectivas sobre la vida humana. No solo vemos el mundo tal como es; lo interpretamos mediante las ideas y creencias que han dado forma a nuestras culturas y a nuestro punto de vista personal. Todo ello se interpone entre nosotros y nuestra cruda experiencia del mundo, actuando como un filtro sobre lo que percibimos y cómo pensamos. La idea que tenemos acerca  de nosotros mismos y el mundo hace que seamos quienes somos y lo que podemos llegar a ser. Esto es lo que quiere decir Hamlet cuando señala que "Nada hay que sea bueno o malo, a menos que así se piense". La buena nueva es que siempre podemos intentar pensar de otro modo. Si nosotros formamos nuestra visión del mundo, también podemos crearla tomando una perspectiva distinta para reconfigurar nuestra situación. En el siglo XVI, Hamlet dijo que pensaba metafóricamente acerca de Dinamarca como una prisión. En el siglo XVII, Richard Lovelace escribió un poema para su amada, Althea. Tomando la posición contraria, Lovelace dijo que para él una prisión sería un lugar de autonomía y libertad con tal de que pudiera pensar en Althea. Así es como acaba el poema:
                                              
                                                      Los muros de piedra no hacen una prisión. 
                                                      ni los barrotes de hierro una jaula;
                                                      mentes inocentes y calmas toman 
                                                      aquello por un ermitaño;
                                                      si yo tengo libertad en mi amor, 
                                                      y dentro de mi alma soy libre, 
                                                      solo los ángeles se elevan de tal modo;
                                                      disfruta de tal libertad.

William James, que vivió en el siglo XIX, se convirtió en uno de los pensadores  fundadores de la psicología moderna. Por entonces se entendía cada vez más que nuestras ideas y formas de pensar podían recluirnos o liberarnos. James lo expuso de la siguiente manera:  "El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar su vida modificando su disposición de ánimo... si cambias tu forma de pensar, puedes cambiar tu vida.
Este es el auténtico poder de la creatividad y la verdadera promesa de estar en el Elemento. 

                                                   Del Libro El Elemento. 

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