lunes, 18 de noviembre de 2013

Más allá de la imaginación

Faith Ringgold, es una aclamada artista,conocida por sus edredones que cuentan historias. Ha expuesto en los principales museos del mundo. Además es una laureada escritora: recibió el Caldecott Honor por su primer libro, Tar Beach. También a compuesto y grabado canciones.

La vida de Faith rebosa creatividad. Curiosamente, sin embargo, una enfermedad que la mantuvo apartada de la escuela, fue la que le llevó por este camino. Cuando tenía dos años le diagnosticaron asma; debido a ello, comenzó tarde su educación académica. Me contó que creía que haberse mantenido lejos del colegio a causa del asma había sido algo positivo en su desarrollo como persona,- porqué-¿sabes?, no estaba por ahí para que me adoctrinaran. No andaba por ahí para que me moldearan como creo que moldean a tantos niños en una sociedad reglamentada como es, y supongo que en cierto modo tiene que ser, la escuela. Porque cuando tienes un montón de personas en un mismo espacio, debes conseguir que  se muevan de cierta forma para que la cosa funcione. Simplemente nunca tuve que soportar la reglamentación. Me perdí preescolar y primer grado. Comencé a ir al colegio en segundo. Pero todos los años solía faltar, como mínimo, no se, puede que dos o tres semanas debido al asma. Y te aseguro que no me importaba perderme aquellas clases.
Su madre se esforzó para que avanzara al mismo ritmo que las clases que se estaba perdiendo en el colegio. Y cuando no estudiaban. podía explorar el amplio mundo de las artes del Harlem de los años treinta.
 Nunca me vi obligada a ser como los otros niños. No vestía como ellos. No me parecía a ellos. En mi familia tampoco esperaban eso de mí. De modo que para mí fue natural hacer algo que se consideraba un poco extraño. 
Cuando Faith comenzó por fin a ir al colegio a tiempo completo, encontró la emoción el estímulo necesarios en las clases de arte. Recuerdo con claridad que mis profesores se emocionaban con algunas de las cosas que había hecho y que yo. por cierto, no podía evitar preguntarme: ¿por qué creerán que es tan bueno?, pero nunca dije nada. Una vez, en el instituto, la profesora nos puso un experimento: pintar lo que viésemos en nuestra mente sin mirar con los ojos. Haríamos unas flores. Cuando vi lo que me había salido, me dije: Oh, Dios mío, no quiero que vea esto, es realmente horrible. Pero ella lo puso en alto  y dijo: Es Maravilloso. Mirad esto. Ahora sé porqué le gustó. Rebosaba libertad. Es expresivo; es fascinante. Es la clase de magia que tienen los niños; para ellos en el arte no hay nada demasiado extraño ni diferente. Lo aceptan, lo entienden, les encanta. Y siguen siendo así hasta que empiezan a ser críticos consigo mismos. Aunque puede que eso ocurra porque nosotros empezamos a criticarlos.
Mi sueño era ser artista, de las que se ganan la vida haciendo fotografías. 
Cada día de tu vida puedes crear algo maravilloso porque ese día, así que cada día será igual de maravilloso porque ese día, mientras pintas o creas lo que estés creando, descubres algo nuevo, encuentras nuevas formas de hacerlo.
                                                               Del libro: El Elemento.

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