miércoles, 22 de agosto de 2018

Diferencia entre Pena y Compasión

El sentimiento de pena puede acabar llevándonos a tomar decisiones equivocadas que entorpecen el crecimiento del ser humano. 
El sentimiento de pena frecuentemente esconde también una culpa. 
Ver a alguien en sufrimiento puede despertar un sentimiento de culpa por estar bien, mientras que el otro no lo está. Siendo así, nos ponemos inmediatamente en sufrimiento a través del sentimiento de pena.
Otro aspecto que también queda escondido detrás de la pena, es el sentimiento de que los otros no son capaces lo suficiente para encontrar una manera de resolver sus problemas y superar las adversidades y que por eso precisan de nuestra ayuda. Eso nos trae una sensación de que somos mucho más importantes. Acabamos, entonces, por alimentar una situación de dependencia donde ayudamos al otro, no para verlo crecer y que sea independiente y, si, para que nosotros nos sintamos importantes. Inconscientemente, quedan las dos partes saboteando el crecimiento uno del otro en esa relación dependiente.
La compasión es, entonces, desprovista de negatividad. Esta brota desde el fondo de nuestra esencia y viene acompañada por una paz interior. En ese estado, iremos a reconocer el sufrimiento de otra persona pero sin arrastrarnos para sufrir junto con ella. Entenderemos que aquello es parte de su aprendizaje y que ella tiene la capacidad para superarlo.
En algunos casos será posible ofrecer alguna ayuda. Cuando la ayuda es basada en la compasión, esta será verdadera y traerá el real crecimiento del otro, pues nuestra acción no estará más contaminada con la necesidad de ser importante que acaba nos haciendo actuar de un modo que causa dependencia. En otros casos no tendremos como ayudar al otro. Aún así, estaremos en paz, no habrá la sensación de impotencia. Apenas observaremos el sufrimiento del otro, aceptando y comprendiendo que es parte de su aprendizaje.