Pero el interés de este ejercicio se revela al preguntar cuántas personas evaluaron con una puntuación distinta su inteligencia y su creatividad. Normalmente, entre dos tercios y tres cuartas partes del público levanta la mano al llegar a este punto. ¿Por qué sucede esto?. Creo que se debe a que la mayoría de las personas creen que la inteligencia y la creatividad son cosas totalmente diferentes: que podemos ser muy inteligentes y no ser muy creativos, o muy creativos pero no muy inteligentes.
Para mí, esto indica que hay un problema fundamental. Gran parte del trabajo que realizo con algunas organizaciones consiste en demostrar que la inteligencia y la creatividad van de la mano. Estoy convencido que no se puede ser creativo y no actuar inteligentemente. Del mismo modo, la forma más elevada de inteligencia consiste en pensar de manera creativa. Al buscar el Elemento, es fundamental entender la verdadera naturaleza de la creatividad y tener una clara comprensión de la relación que guarda con la inteligencia.
Según mi propia experiencia, la mayoría de la gente tiene una visión muy limitada de la inteligencia y tiende a pensar en ella sobre todo desde el punto de vista de la capacidad académica. Esta es la razón de que muchas personas que son listas en otros ámbitos acaben creyendo que no lo son en absoluto.
También hay mitos entorno a la creatividad. Uno de ellos es que solo la gente especial es creativa. Esto no es cierto. Todo el mundo nace con tremendas capacidades creativas; la cuestión está en desarrollarlas. La creatividad es muy parecida a la capacidad para leer y escribir. Damos por sentado que casi todo el mundo puede aprender a leer y a escribir. Si una persona no sabe hacerlo, no supones que es porque sea incapaz de ello, sino simplemente porque no ha aprendido. Con la creatividad pasa lo mismo: a menudo, cuando la gente dice que no es creativa se debe a que no sabe lo que implica o cómo funciona la creatividad en la práctica.
Otro mito es que la creatividad tiene que ver con actividades especiales. Que trata de -campos de acción creativos- como las artes el diseño o la publicidad que, a menudo, implican un alto grado de creatividad; pero también lo exigen la ciencia, las matemáticas, la ingeniería , dirigir un negocio, ser un atleta y empezar o dejar una relación. El hecho es que se puede ser creativo en cualquier cosa: cualquier cosa que requiera inteligencia.
El tercer mito es creer que las personas son creativas o no lo son. Este mito sugiere que la creatividad, como el coeficiente intelectual, es un rasgo supuestamente fijo, como el color de los ojos, y que no se puede hacer demasiado para cambiarlo. Pero la verdad es que resulta muy factible volverse más creativo en el trabajo y en la vida. El paso esencial, y el primero, que hay que dar es entender la estrecha relación entre la creatividad y la inteligencia. Este es uno de los caminos más seguros para encontrar el Elemento, y comporta tomar perspectiva para examinar una de las características fundamentales de todo ser humano: nuestro inigualable poder de imaginación.
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