martes, 12 de noviembre de 2013

Dar todo por hecho

Uno de los principios clave del Elemento es que tenemos que cuestionar aquello que damos por sentado acerca de nuestras habilidades y de las habilidades de otra gente. No es tan fácil como parece. Parte del problema a la hora de identificar las cosas que damos por sentado es que no sabemos cuáles son, precisamente porque las damos por hecho, se convierten en suposiciones que no cuestionamos. No las cuestionamos porque las vemos como fundamentales, como parte integral de nuestra vida. Como el aire, como la gravedad.

Un buen ejemplo de algo que mucha gente da por sentado sin darse cuenta es el número de sentidos que tenemos. La mayoría de la gente ante esta pregunta contestará que cinco: gusto, olfato, vista, tacto y oído. Algunos dirán que hay un sexto sentido: la intuición. es raro que alguien proponga alguno más. 
Así, la mayoría de la gente presupone que tenemos cinco sentidos -fuertes- y uno -alucinante-.
La antropóloga Kathtryn Linn Geurts explica en un libro fascinante, titulado Culture and the Senses, su trabajo con un pueblo del sudeste de Ghana.
Una de las cosas que aprendió de este pueblo es que no piensan acerca de los sentidos como lo hacemos nosotros. En primer lugar nunca se les había ocurrido contarlos. Además, cuando Geurts enumeró  los cinco sentidos que nosotros damos por seguros, ellos le preguntaron acerca del otro. El principal. No se refería a un sentido -alucinante-. Se refería a un sentido que todos tenemos y que es fundamental para desenvolvernos  en el mundo: el sentido del equilibrio. 
Los fluidos y los huesos de nuestro oído interno median en el sentido del equilibrio. Basta que pienses en el impacto que tu vida sufriría si tu sentido del equilibrio se dañara -debido a una enfermedad o al alcohol- para que tengas una idea de lo importante que es en nuestra existencia diaria. A pesar de todo casi nadie lo incluye en la lista de los sentidos. No es que la mayoría carezca del sentido del equilibrio, sino que se ha acostumbrado tanto a la idea de que tenemos cinco sentidos-y puede que uno alucinante- que se ha dejado de pensar en ello.  Se ha convertido en una cuestión de sentido común. Simplemente se da por sentado. 
Uno de los enemigos de la creatividad y la innovación, en relación con nuestro propio crecimiento, es el sentido común. 
Si no supiste de inmediato que el otro sentido era el del equilibrio, no te lleves un mal rato. El hecho es que la mayoría de la gente tampoco lo adivina. Aún así este sentido es, como mínimo, tan importante como los cinco que damos por sabidos. Y no es el único que olvidamos tomar en consideración. 
Los psicólogos están en buena parte de acuerdo en que además de los cinco sentidos que todos conocemos hay cuatro más.
El primero es nuestro sentido de la temperatura - termocepción-. Otro es el sentido del dolor - nocicepción-. El siguiente es el sentido vestibular -equilibriocepción-. Y por último el sentido kinestésico -propriocepción-. El sentido de la intuición no parece dar la talla para la mayoría de los psicólogos. Ya volveremos a ello más tarde. 
Todos contribuyen a la sensación que tenemos de formar parte del mundo y a nuestra habilidad para desenvolvernos en él.
Incluso en determinadas personas hay ciertas variaciones anómalas: algunas experimentan un fenómeno conocido como sinestesia, en el que sus sentidos parecen entremezclarse o superponerse; puede que vean sonidos y escuchen colores. Se trata de anomalías que parecen poner en cuestión aún más la concepción ordinaria que tenemos de los cinco sentidos.
Continuaremos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario