sábado, 18 de enero de 2014

¿Puede un ser humano cambiar?


Usted debe haberse preguntado, estoy seguro, si un ser humano puede realmente cambiar. Sé que las circunstancias externas cambian: nos casamos, nos divorciamos, tenemos hijos, hay muerte, un empleo mejor, la presión de las nuevas invenciones, etc. Exteriormente se desarrolla una tremenda revolución en la cibernética y en la automatización. Usted debe haberse preguntado si es del todo posible que uno cambie, no en relación con los acontecimientos externos, no un cambio que sea una mera repetición o una continuidad modificada, sino una revolución radical, una mutación total de la mente. Cuando uno se da cuenta, como usted mismo debe haberlo notado, que de hecho no cambia, uno se siente terriblemente abatido, escapa de sí mismo. De modo que surge la pregunta inevitable: ¿Puede haber un cambio? Recordamos un periodo en que éramos jóvenes, y esa pregunta acude a nosotros nuevamente: ¿Cambian, en modo alguno, los seres humanos? ¿Ha cambiado usted? Quizás ha existido una modificación en la periferia, pero en lo profundo, radicalmente, ¿ha cambiado? Tal vez no queremos cambiar porque nos sentimos bastante cómodos [...].
Yo quiero cambiar. Veo que soy terriblemente desdichado, estoy deprimido, soy desagradable, violento, con algún destello ocasional de otra cosa que el mero resultado de un motivo; y ejercito mi voluntad para hacer algo al respecto. Digo que debo ser diferente, que debo abandonar este hábito, ese otro hábito, que debo pensar y sentir de una manera distinta, que debo actuar de una manera distinta, que debo ser más esto y menos aquello. Uno hace un esfuerzo tremendo, y al final de ello sigue estando deprimido, es vulgar, desagradable, brutal, sin sentido alguno de lo que es la calidad humana. Entonces se pregunta si existe de hecho cambio alguno. ¿Puede un ser humano cambiar?


La transformación sin motivo

¿Cómo he de transformarme? Veo la verdad -al menos veo algo al respecto- de que un cambio, una transformación, debe comenzar en un nivel que la mente no puede alcanzar, porque mi conciencia -como lo consciente y lo inconsciente- está condicionada en su totalidad. Entonces, ¿qué he de hacer? Espero estar exponiendo con claridad el problema. Para expresarlo de una manera distinta: ¿Puede mi mente estar libre de la sociedad?, siendo la sociedad toda la educación, la cultura, la norma, los valores, los modelos. Ya que si no está libre, cualquier cambio que intente producir dentro de ese estado de condicionamiento seguirá siendo limitado; por lo tanto, no será cambio en absoluto.
Entonces, ¿puedo observar sin que para ello haya un motivo? ¿Puede mi mente existir sin ningún incentivo, sin ningún motivo para cambiar o no cambiar? Porque cualquier motivo es el resultado de la reacción de una cultura en particular, nace de un trasfondo determinado. Entonces, ¿puede mi mente estar libre de cierta cultura en la que me he educado? Ésta es realmente una pregunta muy importante. Ya que si la mente no se libera de la cultura en que se ha educado y nutrido, es indudable que el individuo nunca podrá estar en paz, nunca podrá ser libre. Sus diosas y sus mitos, sus símbolos y todos sus intentos son limitados, porque siguen estando dentro del campo de la mente condicionada. Cualesquiera que sean los esfuerzos que haga o deje de hacer dentro de ese campo limitado, son realmente inútiles en el más profundo sentido de esa palabra. Pueden constituir una decoración mejor de la prisión en que se encuentra: más luz, más ventanas, mejor comida, pero sigue siendo la prisión de una determinada cultura.

                                                                                  Krishnamurti

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