martes, 28 de enero de 2014

Mi Hija.


Comenzando por aceptar que lo más difícil es hablar de uno mismo y reconocerse. El escribir aporta claridad y ayuda a conocer, reconocer, aceptar e incluso a comenzar el cambio, el final de un ciclo. Sí, es verdad que para cerrar un ciclo y comenzar desde el vacío hay que aceptar, conocer y amar  aquel  que se  quiere cerrar.
Debo decir pese a  los diagnósticos y teorías psicoanalíticas de ese momento, que sí aportaron el conocimiento, pero no la sabiduría y la experiencia, el ser  una persona con ciertas características:  callada, observadora a tal punto que muchas veces irritaba al que me miraba porque no sabía que estaba pensando Jajajajaj!.  Una tontería (ahora lo veo),  pero en ese momento vi cuestionado mi ser por personas que no me conocían o creían conocerme  y que desde luego no se habían tomado el trabajo de  acercarse a mí en  otros aspectos de mi vida. Sí era,  y sigue siendo verdad, que soy yo quien elige dónde ser y con quienes. No tengo que demostrarle nada a nadie. Ese fue y es  una frase que me acompaña. Eso es un problema? Jajajajajja .Claro que no!.   Veían mi vida, chata, plana,  estable y rutinaria, podría llegar a decir, que en algún  punto monótona pero no aburrida, para mí en ese entonces. Pero convengamos que actualmente y siempre el poner rótulos y nombres a las personas nos ha encantado. Este es el aburrido, este es el divertido, este es el tonto y sigue.
Desde luego si tuve la libertad de no definirme en ningún rotulo que querían y aún quieren ponerme.
En  este mundo los títulos van por delante de la persona, aquel que tiene la frase: “Yo Soy tal o cual título, es el que tiene el poder de opinar, ese poder irónicamente somos nosotros quienes se los damos. Nada más lejos de la realidad. En mi vida las personas más sabias, sanas, claras, compasivas  y con inteligencia emocional  que he conocido no poseían ninguna titulación, o por lo menos no hablaban de ello como un trofeo o carta de presentación. Pero reconozco que así nos han criado y aún así estamos criando a los niños. Por eso ni todos los cursos que hice, ni los títulos que obtuve me han regalado lo que ahora conozco  con certeza.   Ni  definen quien soy. Solo yo puedo definirme.
Mi vida, en el momento  más oportuno, dio  un cambio formidable que comenzó con el   nacimiento de Daiana. Una mezcla de miedos,  inexperiencia, inseguridad, amor, me maravillaba sentir vida, el  latir de un corazón que no era el mío. La responsabilidad de lo que pensaba, sentía.  En ese momento no era tan consciente como ahora. Pero la inconsciencia emocional iba acompañada de la espontaneidad y frescura de una joven mujer a la que la vida le dio el regalo más grande. He disfrutado con una ignorancia  tal que me permitió ser feliz sin límites. Por eso muchas veces me pregunto si una pizca de  “ignorancia” vale más que mil tratamientos y terapias. Pero dentro de esa  “ignorancia” o inconsciencia parcial siempre estaba la intuición, espontaneidad,  creatividad,  ilusión, inocencia y sobre todo la libertad!.
Daiana, el regalo con el que aprendí  a vivir realmente. Junto a ella emprendí  un  camino de consciencia que no tiene vuelta atrás.  Crecimiento, madurez, sabiduría, fortaleza, decisión, amor, sensibilidad, dureza, miedo, seguridad, amparo, incertidumbre, desamparo, fortuna, prosperidad, pobreza. Todo!,  su mano con la mía. Junto a  ella descubrí  todo  lo que puedo llegar a SER y HACER sin límites, con libertad total,  pasión,  certeza y con errores también. Aprendí a definirme y  poder  redefinirme tantas veces como desee.  Hemos andado y vivido mucho,  amada  Daiana, momentos formidables  y también no tan buenos, pero de todos hay una anécdota interesante y constructiva. Tú más que nadie me has sabido mostrar con  amor incondicional la sencillez y simplicidad  de todas las cosas maravillosas, con tu inocencia,  y aún  lo sigues haciendo.
 Más allá de los pensamientos religiosos que tengamos cada uno,  soy una convencida que las situaciones tiene un para que.  Hay una maestra y sanadora en nuestras vidas,  cada una en su momento evolutivo y a su manera.
GRACIAS HIJA!
Mucha gente me ha preguntado si cambiaría algo de mi historia. Mi respuesta es: Volvería a vivir todo exactamente como lo viví porque estoy muy satisfecha de lo que soy ahora, de mis orígenes y de compartir este viaje de vida  contigo hija.

Te amo!
                                             Mamá.

                                                                                      Adriana Paola Boldrini Camponovo

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