Comenzando por aceptar que lo más difícil es hablar de uno
mismo y reconocerse. El escribir aporta claridad y ayuda a conocer, reconocer,
aceptar e incluso a comenzar el cambio, el final de un ciclo. Sí, es verdad que
para cerrar un ciclo y comenzar desde el vacío hay que aceptar, conocer y amar aquel que
se quiere cerrar.
Debo decir pese a los
diagnósticos y teorías psicoanalíticas de ese momento, que sí aportaron el
conocimiento, pero no la sabiduría y la experiencia, el ser una persona con ciertas características: callada, observadora a tal punto que muchas
veces irritaba al que me miraba porque no sabía que estaba pensando Jajajajaj!.
Una tontería (ahora lo veo), pero en ese momento vi cuestionado mi ser por
personas que no me conocían o creían conocerme y que desde luego no se habían tomado el
trabajo de acercarse a mí en otros aspectos de mi vida. Sí era, y sigue siendo verdad, que soy yo quien elige
dónde ser y con quienes. No tengo que demostrarle nada a nadie. Ese fue y es una frase que me acompaña. Eso es un problema?
Jajajajajja .Claro que no!. Veían mi vida, chata, plana, estable y rutinaria, podría llegar a decir,
que en algún punto monótona pero no
aburrida, para mí en ese entonces. Pero convengamos que actualmente y siempre
el poner rótulos y nombres a las personas nos ha encantado. Este es el
aburrido, este es el divertido, este es el tonto y sigue.
Desde luego si tuve la libertad de no definirme en ningún
rotulo que querían y aún quieren ponerme.
En este mundo los
títulos van por delante de la persona, aquel que tiene la frase: “Yo Soy tal o
cual título, es el que tiene el poder de opinar, ese poder irónicamente somos
nosotros quienes se los damos. Nada más lejos de la realidad. En mi vida las personas
más sabias, sanas, claras, compasivas y con inteligencia emocional que he conocido no poseían ninguna titulación, o por lo
menos no hablaban de ello como un trofeo o carta de presentación. Pero
reconozco que así nos han criado y aún así estamos criando a los niños. Por eso
ni todos los cursos que hice, ni los títulos que obtuve me han regalado lo que
ahora conozco con certeza. Ni
definen quien soy. Solo yo puedo definirme.
Mi vida, en el momento
más oportuno, dio un cambio
formidable que comenzó con el nacimiento
de Daiana. Una mezcla de miedos,
inexperiencia, inseguridad, amor, me maravillaba sentir vida, el latir de un corazón que no era el mío. La
responsabilidad de lo que pensaba, sentía.
En ese momento no era tan consciente como ahora. Pero la inconsciencia
emocional iba acompañada de la espontaneidad y frescura de una joven mujer a la
que la vida le dio el regalo más grande. He disfrutado con una ignorancia tal que me permitió ser feliz sin límites.
Por eso muchas veces me pregunto si una pizca de “ignorancia” vale más que mil tratamientos y
terapias. Pero dentro de esa
“ignorancia” o inconsciencia parcial siempre estaba la intuición,
espontaneidad, creatividad, ilusión, inocencia y sobre todo la libertad!.
Daiana, el regalo con el que aprendí a vivir realmente. Junto a ella emprendí un
camino de consciencia que no tiene vuelta atrás. Crecimiento, madurez, sabiduría, fortaleza,
decisión, amor, sensibilidad, dureza, miedo, seguridad, amparo, incertidumbre, desamparo,
fortuna, prosperidad, pobreza. Todo!, su
mano con la mía. Junto a ella
descubrí todo lo que puedo llegar a SER y HACER sin límites,
con libertad total, pasión, certeza y con errores también. Aprendí a
definirme y poder redefinirme tantas veces como desee. Hemos andado y vivido mucho, amada
Daiana, momentos formidables y
también no tan buenos, pero de todos hay una anécdota interesante y
constructiva. Tú más que nadie me has sabido mostrar con amor incondicional la sencillez y
simplicidad de todas las cosas
maravillosas, con tu inocencia, y aún lo sigues haciendo.
Más allá de los
pensamientos religiosos que tengamos cada uno, soy una convencida que las situaciones tiene
un para que. Hay una maestra y sanadora
en nuestras vidas, cada una en su
momento evolutivo y a su manera.
GRACIAS HIJA!
Mucha gente me ha preguntado si cambiaría algo de mi
historia. Mi respuesta es: Volvería a vivir todo exactamente como lo viví porque
estoy muy satisfecha de lo que soy ahora, de mis orígenes y de compartir este
viaje de vida contigo hija.
Te amo!
Mamá.
Adriana Paola Boldrini Camponovo
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