miércoles, 17 de diciembre de 2014

Junto al “niño Jesús” humano terreno también hay hoy “tres Reyes Magos” que se han entregado totalmente al niño. Han hecho un largo viaje para poder, precisamente, servir al “hijo de rey, recién nacido”. Y cada uno ha ofrecido en el altar de este “niño” lo máximo que se puede dar, a saber, su propia vida. Estos tres “reyes” o “magos” son los orígenes de las tres grandes religiones mundiales: islam, budismo y cristianismo. ¿No se trata de regalos propios de un príncipe? ¿Hay algún otro regalo que pueda en mayor escala poner al hombre terreno en condiciones de “huir” de la sangrienta persecución de Herodes, el señor de la oscuridad?” Sin estos regalos, ¿cómo podría el pequeño e indefenso “niño Jesús”, que constituye toda la humanidad, “salvar su vida”, que en este caso quiere decir: conservar su cósmica e innata “dignidad real” de heredero del reino de los cielos? ¿Quién puede llegar al Padre si no es por medio de la esencia del precioso regalo sobrenatural que se puede decir son las tres religiones mundiales?
Martinus, El evangelio de Navidad, cap. 10

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